
¿Espinillas en tus treinta? Bienvenida al club de las adult acne survivors
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Nunca las habías tenido y, de pronto, a tus treinta y tantos, te aparecen granitos en la cara.
No extrañabas la adolescencia por las espinillas precisamente… y ahora, que pensabas que tenías la piel más estable que nunca, reaparecen como invitadas no deseadas.
¿Por qué aparece acné en la adultez?
El acné no es exclusivo de la adolescencia. De hecho, cada vez vemos más casos en mujeres entre 30 y 40 años. Entre las causas más comunes están:
- Cambios hormonales: variaciones en estrógeno y progesterona, síndrome de ovario poliquístico, o incluso el ciclo menstrual.
- Estrés crónico: eleva el cortisol, que a su vez activa las glándulas sebáceas.
- Rutinas de skincare poco adecuadas: exceso de productos abrasivos, cremas muy oleosas o la moda de probarlo todo en TikTok.
- Factores externos: contaminación, cambios de clima, uso de mascarillas.
- Alimentación: algunos lácteos, azúcares refinados y ultraprocesados pueden empeorar la inflamación cutánea.
Cómo diferenciarlo del acné adolescente
- Localización: en adultos, suele aparecer en el tercio inferior de la cara (barbilla, mandíbula, cuello).
- Tipo de lesiones: más pápulas rojas y dolorosas, menos puntos negros y menos lesiones generalizadas.
- Duración: tiende a ser más persistente y dejar manchas o marcas.
¿Qué hacer si aparecen?
- Menos es más: evita el sobretratamiento. Un limpiador suave, un sérum con activos antiacné y una crema ligera pueden ser suficientes.
- Activos clave: ácido salicílico, niacinamida, ácido azelaico o retinoides tópicos (siempre supervisados por dermatólogo).
- Constancia: los brotes adultos suelen ser más rebeldes; la paciencia es tu mejor aliada.
- Consulta profesional: si los granos son muy dolorosos, se inflaman o dejan cicatrices, es importante una evaluación dermatológica.
- Cuidado con la autoexperimentación: no todo lo que funcionó en tu prima adolescente será lo mejor para ti.
La buena noticia
El acné adulto sí tiene tratamiento y se puede controlar sin comprometer la luminosidad, la hidratación ni la tolerancia de tu piel. Hoy existen rutinas personalizadas y combinaciones de activos que equilibran la piel sensible con eficacia y seguridad.